Carlos Loret de Mola
Historias de reportero
14 de mayo de 2009
Estaban por cumplirse 20 años del sismo de 1985. Este reportero tocó el timbre de la casona de Coyoacán donde vive el ex presidente Miguel de la Madrid, custodiado por el EMP.
Abrió un ayudante que ofreció un vaso con agua y un sillón para esperar 20 minutos hasta que con muchos trabajos al caminar, sostenido por otro asistente, apareciera en su biblioteca un De la Madrid que lucía acabado. Ya entonces, como suele suceder con los personajes que van conquistando edad, corrían rumores sobre su inminente partida.
El sismo había sido para el ex mandatario su peor error político: no reaccionó ante la mayor tragedia en la historia moderna de México. Su testimonio era indispensable para un programa especial que buscaba recordar el hecho.
—¿Tuvo el sismo impacto en la elección del 88? ¿La gente se la cobró?
—No. Yo creo que la elección del 88 reflejó otra serie de fenómenos como la crisis que mi gobierno tuvo que afrontar con medidas de austeridad que apretaron el bolsillo de la gente; eso fue la razón por la que el PRI perdió las elecciones del 88.
Fue la confesión del entonces presidente de que Carlos Salinas había llegado a Los Pinos por la vía del fraude electoral. El fragmento se transmitió en Televisa el 20 de septiembre de 2005.
Llegó después un respetuoso telefonema de su hijo, Enrique de la Madrid, quien explicó que su papá se había referido no a la elección en todo México sino a los resultados en el DF, y que ya acusaba mentalmente los signos de la edad. Adelantó que mandaría una aclaración, que se difundió, en la que puntualizaba lo del resultado en el DF, pero nada decía de la parte de la enfermedad avanzada.
Este reportero nunca se la creyó: si bien lucía devastado, su relato de hechos fue puntual, su versión dos décadas después coincidía con sus declaraciones de cuando ocupaba la silla y con lo escrito en su libro de memorias: cifras, lugares, cronología, aliados y adversarios.
Imaginé que desconfiando de su capacidad para dar una entrevista, aquella sería la última, que su familia no le dejaría hacer otra. Pero no. Ayer, Carmen Aristegui transmitió que De la Madrid acusó a Salinas de corrupto y a su hermano Raúl de cómplice del narco. Y por la tarde, otro de sus hijos, Federico, mandó una carta con los argumentos que comentó hace casi cuatro años Enrique.
Que digan lo que sea: que no es verdad, que no le creen, que dónde están las pruebas, que por qué tanto tiempo después habla… lo que sea, pero nomás no le echen la culpa a la supuesta demencia senil porque esa no me la creo.