Por: YOLANDA MORALES EL ECONOMISTA, Miércoles, 29 de Abril de 2009
América Latina lleva la delantera en materia de regulación de los réditos que cobran las tarjetas de crédito.
Países como Venezuela, Chile y Argentina han encontrado distintas formas para mantener la disciplina en el cobro de tasas de interés por el uso de dinero plástico, sin tener que fijar directamente un piso o techo determinado.
En Chile, por ejemplo, el banco central tiene bajo su responsabilidad la emisión de normas para regular directamente la operación y emisión de tarjetas de crédito.
Lo que incluye la posibilidad de “suspender o revocar la autorización para emitir tarjetas, si la autoridad considera que la administración de la cuenta no se conduce dentro de las sanas prácticas financieras”, consigna la Circular 3013-475 emitida por el banco central.
En Argentina hay un tope expreso a los intereses de las tarjetas de crédito y otras empresas emisoras no financieras.
“La tasa no podrá superar en más de 25% a las tasas de interés que la entidad haya aplicado durante el mes inmediato anterior, ni el promedio de tasas del sistema financiero para operaciones de préstamos personales sin garantía real que publique mensualmente el Banco Central de la República de Argentina”, advierte en la Comunicación C 48370 del propio banco central.
En Venezuela, la resolución 08- 0303 del banco central de Venezuela muestra que la autoridad tiene la facultad para fijar montos mínimos y máximos para las tasas de interés que pueden cobrar los bancos por el manejo y operación de sus tarjetas de crédito.