AMigos,
Hay que ser concientes, se necesitan los impuestos para estas pobres fiestas,
El palacio de los excesos: ¿Tiempos de crisis? No para Calderón
Por Reporte Índigo
19/09/2009 - 04:00 AM
México, DF.- Inmersa en un frondoso bosque de pinos, cipreses y cedros, rodeada de amplias calzadas y jardines de césped perfectamente podado, se yergue una fastuosa residencia que evoca la imagen de un palacio.
Una barda y los árboles impiden ver lo que hay dentro.
Pero una vez que se traspasa la reja y la caseta de seguridad custodiada por elementos de la Policía Federal, la realidad es otra.
Rodeado de un enorme jardín está el palacio llamado “Residencia Soledad Orozco, La Herradura”. Aunque en el argot de la residencia oficial de Los Pinos es conocida como la “Residencia Ávila Camacho” por haber pertenecido al ex presidente Manuel Ávila Camacho.
La entrada está coronada por unas escalinatas de cantera con adornos del mismo material. Los muros exteriores son color crema. Y los techos son sostenidos por columnas de cantera gris.
En la propiedad de 5 hectáreas hay una capilla de 800 metros cuadrados de construcción, cuya fachada evoca la época virreinal.
Cuenta con área de coro, feligresía, presbiterio, sacristía, cripta y un atrio de 3 mil 300 metros cuadrados.
El interior está decorado con imágenes religiosas. En la parte posterior del altar destaca un retablo de hoja de oro que abarca todo el muro.
Además de la residencia principal y la capilla, el palacete cuenta con la “casa de ayudantes”, espacio de dos pisos que tiene 590 metros cuadrados de construcción. Abajo hay un estacionamiento para cuatro vehículos y una vivienda con sala de estar, recámara, cocina y baño.
La planta alta alberga cinco departamentos, cada uno con recámara, baño, cocina y patio de comunicación. También hay un mausoleo de 94 metros cuadrados.
Por su arquitectura, evoca al palacio Petit Trianon, el castillo privado de María Antonieta, reina de Francia. En su interior se acentúa el estilo monárquico. Es como estar en el Castillo de Chapultepec o en un palacete europeo.
Quienes han estado en la residencia de “La Herradura” afirman que es mucho más lujosa que la propia residencia oficial de Los Pinos.
COMO EL PETIT TRIANON
Fotografías en poder de Reporte Índigo que corresponden al sexenio pasado muestran que la decoración de la residencia es estilo Luis XV. El lugar es un auténtico museo de un gusto exquisito.
En el sótano están los cuartos de máquinas, medidores y servicio, baños y bodegas.
En la planta baja hay una estancia, galería, salón, vestíbulo, despacho, biblioteca, billar, gimnasio, comedor, desayunador, cocina, despensa, recibidor y elevador.
La planta alta es ocupada por las recámaras, cada una con vestidor y baño. Hay una galería, un salón de descanso y el área de servicios.
En las blancas paredes cuelgan invaluables cuadros de Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y pinturas con temas del Renacimiento. También hay inmensos espejos con marcos dorados.
El piso es de mármol; los marcos de las ventanas y las puertas principales tienen aplicaciones de oro.
Los pasillos están llenos de pedestales de mármol que sirven de base para esculturas y fina porcelana. De acuerdo a un análisis hemerográfico, la casa tiene cristalería del siglo 19.
La residencia está iluminada con inmensos candiles de cristal cortado propios de las monarquías.
LA DONACIÓN
De 1940 a 1946, el general Manuel Ávila Camacho, hijo de un arriero y un ama de casa, fue presidente de la República. Fue el último cachorro de la Revolución Mexicana, el último militar que fungió como jefe del Ejecutivo.
Hombre de extracción humilde y sin estudios universitarios, Ávila Camacho forjó su fortuna durante la revuelta armada que inició en 1910.
Fue escalando posiciones dentro del Ejército hasta llegar al grado de general. Antes de ser presidente de la República, fue oficial mayor de la Secretaría de Guerra y Marina en el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas.
Al concluir su gobierno, construyó en su rancho “La Herradura” su propio palacete, donde vivió hasta el día de su muerte, el 13 de octubre de 1955.
La construcción, el terreno, las obras de arte, el mobiliario y todos los elementos decorativos fueron donados al Gobierno federal el 2 de agosto de 1989 por Soledad Orozco, viuda de Manuel Ávila Camacho, según consta en la escritura de donación, documento del que Reporte Índigo tiene copia. En ese entonces, el presidente de México era Carlos Salinas.
La escritura fue firmada por Soledad Orozco, el entonces secretario de Desarrollo Urbano y Ecología, Patricio Chirinos; el secretario de Relaciones Exteriores, Fernando Solana; el secretario de la Defensa Nacional, Antonio Riviello; el secretario de Programación y Presupuesto, Ernesto Zedillo, y Miguel Alemán Velasco, embajador de México.
En la fecha de donación, la casa fue valuada en 14 mil 180 millones de viejos pesos, sin incluir obras de arte, mobiliario, enseres, vajillas, cristalería y demás objetos que también fueron cedidos al Gobierno federal con la condición de que permanecieran dentro de la residencia.
En la escritura, obtenida a través de la Ley Federal de Transparencia, doña Soledad reservó para ella el usufructo, uso y habitación de la casa hasta el día de su muerte, aunque se acordó que a partir de la fecha de donación el Gobierno federal pagaría todos los gastos de uso y mantenimiento de la casa, así como los sueldos del personal de servicio y vigilancia.
Otra de las condiciones fue que se respetara la tumba de su esposo, quien fue enterrado en ese lugar, y que cuando ella muriera sus restos fueran sepultados al lado de los del ex presidente. Sin embargo, cambió de opinión, por eso los restos de ambos están en el Panteón Francés.
Según lo estipulado en la escritura de donación, era una condición obligatoria que la propiedad se usara “única y precisamente para casa de visitas de altos dignatarios de gobiernos extranjeros en visita oficial a nuestro país”.
La idea de doña Soledad era que los mandatarios tuvieran un alojamiento con decoro “en forma digna que ennoblezca la hospitalidad mexicana”.
En la cláusula sexta de la escritura de donación, el Gobierno federal se comprometió a cumplir esa condición.
“Es de advertir que a la muerte de la usufructuaria se consolidará el uso y el usufructo con la nuda propiedad a favor de la Nación Mexicana, para formar parte del patrimonio de la Federación la que por conducto de su representante se obliga en este acto al respeto irrestricto de la condición de destinar al inmueble de referencia a estancia temporal de dignatarios extranjeros que visiten el país en misión oficial”.
El 28 de agosto de 1996 murió la viuda de Ávila Camacho. En enero de 1997, la Presidencia tomó posesión de la propiedad.
Los deseos de doña Soledad Orozco no se han cumplido. De manera discrecional, y violando el acuerdo de donación, la mansión ha utilizado la residencia para fines distintos a los acordados.
ASUNTOS PRIVADOS CON DINERO PÚBLICO
Enormes bocinas y equipo de sonido, además de muebles tipo lounge, aparecen en fotografías que están en poder de Reporte Índigo. Esto revela que a la residencia se le ha dado un uso distinto del estipulado en las escrituras.
Elementos del Estado Mayor Presidencial que custodiaban el inmueble en el sexenio de Ernesto Zedillo recuerdan las fiestas que organizaban los hijos del entonces primer mandatario. Ahí se daban cita los actores y conductores de moda.
En el gobierno de Vicente Fox la residencia no tuvo un mejor uso. En más de una ocasión, miembros del staff de Los Pinos usaron la residencia para hacer fiestas privadas.
Fue el caso del jefe de la Oficina de la Presidencia Ramón Muñoz, quien aprovechó la casa para hacer carnes asadas, cursos de excelencia, cenas y cocteles.
Algunos de sus colaboradores más cercanos también la usaban como sede de fiestas. Uno de esos eventos se llevó a cabo a fines del sexenio de Vicente Fox. Personas que asistieron a esos eventos hablan de excesos en el consumo de alcohol.
La ex primera dama Marta Sahagún también era usuaria frecuente de la mansión para sus asuntos privados, todos pagados con recursos públicos. Se afirma que igual la empleaba para hacer sus conocidas ceremonias esotéricas, que para recaudar fondos para su causa privada.
En noviembre de 2006, cuando estaba por terminar el “sexenio del cambio”, se llevó a cabo una cena de gala para recaudar fondos para el Centro Fox que sería construido en Guanajuato, en el rancho San Cristóbal, que es propiedad de Vicente Fox.
El banquete para 40 personas se llevó a cabo en los jardines bellamente iluminados.Asistentes a dicha cena enumeran el selecto cartel de empresarios invitados: Olegario Vázquez Raña, presidente del Grupo Empresarial Ángeles; Roberto Plascencia, presidente de Grupo Flexi; Emilio Azcárraga Jean, presidente de Televisa, Carlos Salinas Pliego, presidente de Grupo Azteca; Sergio Díaz Torres, presidente de Bardahl, y Federico Sada, de Vitro. Carlos Slim también fue invitado, pero mandó en su representación a Arturo Elías Ayub.
Todos ellos resultaron ser los principales donadores del Centro Fox. Reporte Índigo tiene fotografías en las que se ven carpas colocadas en los jardines de la “Residencia Ávila Camacho” y adornos especiales para los eventos.
CON FOX
En el sexenio de Fox, la administración del lugar estaba a cargo de la Presidencia, cuyo coordinador general administrativo era Hugo Nicolás Pérez González, quien también aparece en fotografías como usuario del palacete de “La Herradura”.
La responsabilidad era compartida, como muchos otros asuntos administrativos, con el general Jesús Javier Castillo Cabrera, entonces subjefe administrativo del Estado Mayor Presidencial y hoy jefe del mismo.
Poco a poco, la “Residencia Ávila Camacho” se fue convirtiendo en sede de sucesos que no podían salir a la luz pública porque serían motivo de crítica o escándalo.
Con el cambio de sexenio, el uso del palacete no ha cambiado. En el periodo de transición de Fox a Calderón, Juan Camilo Mouriño, entonces coordinador del equipo de transición, se enteró de la existencia de la “Residencia Ávila Camacho” y fue a conocerla junto con otros miembros de su grupo de trabajo.
Las fiestas y los excesos fueron el sello característico de la gestión de Mouriño. Y la costumbre perdura.
Testigos de los hechos afirman que la “Residencia Ávila Camacho” ha sido usada por miembros del equipo de Calderón que trabajan en Los Pinos. Es ahí donde hacen fiestas que inician a la hora de la comida y terminan hasta el día siguiente.
Hasta el sexenio de Fox, la vigilancia de la propiedad estaba a cargo del Estado Mayor Presidencial. Actualmente esa tarea corresponde a la Policía Federal.
SÓLO CON PERMISO
En una visita hecha el lunes 14 de septiembre pasado, seis elementos que se identificaron como efectivos de la Policía Federal impidieron el acceso al lugar y afirmaron que sólo era posible con permiso de la Presidencia.
Fue posible hablar con residentes de las casas que rodean la mansión. Algunos de ellos han vivido ahí desde hace más de 20 años.
Algunos señalan que el uso de la “Residencia Ávila Camacho” fue discreto hasta que llegaron Fox y Calderón a la Presidencia.
En el “sexenio del cambio” eran frecuentes las comidas y las cenas. Los vecinos veían llegar camiones de servicios de banquetes, flores y carpas para el jardín.
Es muy fácil saber cuándo habrá actividad. El Estado Mayor Presidencial y la Policía Federal rodean el lugar, hay rondines constantes en las calles aledañas y mucho movimiento de vehículos, incluso de camiones que se estacionan en un parque cercano a la residencia. En ocasiones la seguridad es más estricta. Los vecinos suponen que es cuando va el Presidente.
En los eventos se escucha todo tipo de música, desde clásica hasta temas de Luis Miguel –el cantante favorito de Juan Camilo Mouriño– y de Alejandro Fernández. Algunos vecinos aseguran que también han ido mariachis.
Dicen que se escuchan voces femeninas y de niños que corren por los jardines.
LA FRECUENCIA
Con respecto a la frecuencia de los eventos, señalan que a veces hay hasta tres en una semana. Pero también hay temporadas tranquilas en las que la residencia se usa una vez al mes o cada tres meses.
Actualmente la administración del palacete está a cargo de Abel Ignacio Cuevas, quien fue subcoordinador administrativo de la fracción parlamentaria del PAN cuando Calderón fungió como coordinador de la bancada en el año 2000. Después trabajó con Mouriño en la Presidencia y luego se fue con él como oficial mayor de la Secretaría de Gobernación.
Cuevas Melo depende de la jefa de la Oficina de la Presidencia, Patricia Flores, sobrina del secretario de Turismo Rodolfo Elizondo.
A RITMO DE FIESTA
Una prueba del uso nocturno de la residencia son los recibos de luz obtenidos por Reporte Índigo a través de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública. Corresponden a 2007 y al primer semestre de 2008.
Las altas y bajas en el monto de los recibos dejan al descubierto el uso del palacete, y no precisamente por mandatarios en visita oficial.
Según información de la Presidencia, el único jefe de Estado que se ha hospedado en la propiedad de “La Herradura” de 1999 a agosto de 2008 es el comandante Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, quien se alojó en el lugar en junio de 2007. Nadie más.
Entonces, ¿por qué en algunos meses aumenta tanto el consumo de energía eléctrica? Si el uso de la propiedad siempre fuera el mismo, habría consumo estable, pero resulta que varía en función de los eventos que ahí se realizan, y que no fueron los acordados con la viuda de Manuel Ávila Camacho cuando se hizo la donación.
El consumo de energía para el funcionamiento de la bomba de agua sí se mantiene estable. El monto de los recibos fluctúa entre 2 mil 700 y 4 mil pesos mensuales.
Sin embargo, no pasa lo mismo con las casas. En 2007, fueron pagados 255 mil 12 pesos por consumo de electricidad. Y tan sólo en los primeros seis meses de 2008, el monto fue 189 mil 388 pesos.
Y eso a pesar de que la Compañía de Luz y Fuerza del Centro cobra el consumo de energía eléctrica de esta propiedad aplicando la tarifa 1. Y tiene subsidio aunque el consumo del palacete es mucho mayor a los 250 kilowatts mensuales, que es el tope de consumo de esa tarifa.
En 2007, el mes más alto de consumo total de energía eléctrica fue noviembre, con un monto de 27 mil 428 pesos, cifra muy superior a los 13 mil 368 pesos que se pagaron en febrero del mismo año.
En mayo de ese año, el recibo de una de las casas fue de mil 981, pero en noviembre el monto fue de 10 mil pesos.
En el primer semestre de 2008, la residencia tuvo un uso más intenso, aunque no hubo un solo mandatario hospedado.
ENERGIA
» En febrero de ese año, el pago por el consumo total de energía fue de 14 mil 763 pesos. Pero en mayo se disparó a 83 mil 327 pesos. Esto significa que el consumo fue superior a 11,500 kilowatt/hora, que es lo que corresponde a una fábrica mediana.
» En abril del mismo año, el recibo de energía de una de las casas fue de 2 mil161 pesos; al mes siguiente subió a 67 mil 351 pesos.
» De acuerdo a lo señalado por vecinos, actualmente nadie vive en la propiedad.
PERSONALES
Su residencia fue visitada por personajes como el dictador cubano Fulgencio Batista, el presidente de Estados Unidos Harry S. Truman, Eleonor Roosevelt –esposa del presidente Franklin D. Roosevelt–, Felipe de Edimburgo, los duques de Windsor y Orson Welles.
OCULTA LA PRESIDENCIA INFORMACIÓN
De acuerdo a la investigación realizada y a los testimonios recabados, todos los días van jardineros y personal de limpieza. Están ahí de ocho de la mañana a cinco de la tarde.
En agosto de 2008, Reporte Índigo solicitó a la Presidencia, a través de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública, copia del contrato o convenio con el cual se tenía posesión de la propiedad.
Preguntamos desde cuándo usa la Presidencia esa residencia y para qué.
La Presidencia entregó copia de las escrituras de donación y afirmó que la casa se utiliza como “residencia ocasional de mandatarios extranjeros en visita oficial a nuestro país”.
También se pidió información sobre los recursos erogados por la Presidencia para el uso y mantenimiento de la casa de 1999 a agosto de 2008. Pedimos copias de las facturas y notas de electricidad, agua, teléfono, predial y jardinería.
También pedimos copia del inventario de muebles, vajillas, cristalería, obras de arte y demás objetos que hay en la casa, así como la bitácora de eventos y huéspedes atendidos del 1 de enero de 1999 a la fecha de la solicitud.
La Presidencia respondió en octubre y optó por la opacidad y la discrecionalidad.
No informó sobre todos los gastos, ni sobre la oficina que los paga y la partida a la que se cargan. Sólo proporcionó copias de los recibos de electricidad ya mencionados y de los correspondientes a algunos gastos de mantenimiento.
Informó que en 2003 se pagaron 175,728.95 pesos por impermeabilización de la azotea, así como limpieza y sellado de vidrios y domos.
En 2004 se gastaron 90,277.88 pesos en la reparación de dos puertas abatibles y el cambio de dos ventanales. En 2006 se gastaron 198,087.50 pesos en mantenimiento de terraza, ventanal, y herrería. Y en 2007, 239,942.90 pesos por impermeabilización.
Sobre las obras de arte, ésta fue la respuesta: “(...) está en proceso de levantamiento de toma física del inventario a que está obligada Presidencia, motivo por el cual por el momento no es factible emitir el inventario de los bienes”.
Por ley, dicho inventario debió haber sido entregado en los libros blancos de entrega-recepción del cambio de gobierno de Fox al de Calderón.
Es inadmisible que dos años después de iniciado el gobierno actual no existiera el inventario. No se trata del patrimonio cultural del jefe del Ejecutivo; la casa fue donada a la Nación con todo y sus objetos valiosos.
Respecto al registro de visitantes y eventos, el Gobierno dijo que no había ningún registro a pesar de que la residencia está permanentemente custodiada. Nadie puede entrar sin autorización y registro, como nos lo explicaron seis elementos de la PF apostados en la puerta de acceso el lunes 14 de septiembre pasado.
El 17 de agosto pasado, Reporte Índigo hizo una nueva solicitud de información para pedir datos sobre los gastos de la propiedad de Bosque de Antequera No. 60.
Una vez más, la Presidencia optó por la opacidad y pidió una prórroga de 20 días para dar respuesta.
Mientras el Jefe del Ejecutivo pide a los contribuyentes apretarse el cinturón y poner más dinero de sus bolsillos para el “combate a la pobreza”, los impuestos se derrochan en palacios como el de Bosque de Antequera No. 60, donde nunca se sabe cuándo será la próxima fiesta.