Una noticia sobre la Banca Ética de España.

Una parte de sus nuevos clientes recalan en Fiare después de haber visto cerrada la vía de concesión de préstamos para salvar los impagos de sus hipotecas y embargos

La crisis de confianza que sufren las instituciones bancarias ha dado un inesperado impulso a las entidades que, bajo la denominación de banca ética o solidaria, se caracterizan por invertir sólo en proyectos sociales. Los grandes bancos se han convertido, a su pesar, en fuente de noticias negativas que dibujan un panorama desalentador para la ciudadanía y contribuyen, a su vez, a su descrédito, con la congelación de créditos o multimillonarios rescates de entidades con cargo a fondos públicos.

Por eso la incipiente banca ética ha aumentado durante 2008 su volumen de negocio en Bizkaia y conseguido «atraer» a su cartera de clientes a nuevos colaboradores que se sentían defraudados por la actitud «especuladora» del sector tradicional bancario.

La actividad de Banca Etica Fiare, radicada en Bilbao desde el año 2005, ha incrementado en un 50% su volumen de negocio tanto en las carteras de ahorro y de préstamo durante 2008, con respecto a ejercicios anteriores. A su incremento de beneficios se ha unido la llegada «masiva» de clientes a su oficina, ubicada en la calle de Santa María del Casco Viejo, en «busca» de los préstamos o créditos que ahora les «niegan» sus entidades bancarias habituales.«El problema que tienen es que los que deciden la concesión de los créditos son los directores de la central y éstos no valoran su fidelidad a la empresa, sino la rentabilidad del proyecto para con su banco», detalla Juan Gabiri, director ejecutivo de Fiare.

A la falta de préstamos bancarios se ha unido la llegada a la entidad de numerosos particulares que ven «cerrada» la vía de concesión de créditos por «impago de hipoteca» o «embargos» de bienes a cargo de los propios bancos. «En estos momentos estamos colapsados porque vienen al menos dos personas a la semana en demanda de financiación cuando antes apenas llegaba uno a la semana», explica Gabiri, quien asegura que la mayoría de personas que acuden es inmigrante y busca una «línea de financiación» que impulse sus negocios.

Con oficinas emergentes en las capitales vascas, Barcelona y Madrid, la organización tuvo sus orígenes en al década de los 90. Fueron años en los que organizaciones del ámbito del comercio justo, ecologismo y antimilitarismo, entre otras, no deseaban depositar sus libretas de ahorro o fondos de inversión en entidades cuyo único fin era «servir el interés individual». «Surgieron de esta filosofía movimientos como la banca ética en Catalunya, el fondo de inversión de solidaridad de Granada o el fondo ético de Jerez de la Frontera», rememora el veterano activista.

En 2002 nace el proyecto Fiare gracias a la financiación del Banco Popolare de Italia -un modelo de entidad democrática que limita al 0,5% la participación de sus socios en el accionariado-, con el objetivo de buscar dinero de inversores públicos y privados para así poder prestar dinero a bajo interés en proyectos «que nos ayudarán a construir una sociedad distinta». «Comenzamos con asociaciones como Emaús o Rezikleta a las que ofrecíamos bonos de inversión con cantidades simbólicas que permitían establecer unión cercana entre el proyecto financiado y la persona que ahorra e invierte», recuerda Gabiri.

A la hora de establecer las diferencias que marcan el umbral de separación entre su organización y los bancos tradicionales, Gabiri apunta a la «total transparencia» y a la gestión «democrática» de la que hace gala su entidad. «Tratamos de dejar claro al cliente a dónde va a parar su dinero y cuánto hemos destinado a tal o cual proyecto. Además, es importante que se sientan partícipes del banco y por ello cada socio dispone de un voto en la asamblea», agrega.

Otro de los aspectos que la diferencian de los grandes bancos es la carencia de «ánimo de lucro» en sus inversiones, que le impide participar en sectores económicos «ajenos» a una «utilidad social» concreta. «No entramos en el mercado inmobiliario o en préstamos destinados al consumo que suelen acumular grandes endeudamientos en las familiares, algo muy de moda en el mercado bancario actual», puntualiza.

Un millar de clientes
Fiare suma un total de 300 organizaciones y cuenta con más de 1.000 clientes con depósitos en sus cuentas. Ha financiado cerca de 70 proyectos en el mundo por un valor aproximado de 9 millones de euros. A pesar de ser Euskadi la comunidad donde mayor volumen de activos conserva -15 millones de euros-, la mayoría de créditos ha ido a parar a proyectos solidarios realizados fuera del País Vasco. «Hemos apoyado el desarrollo de una cooperativa de uso no especulativa de vivienda en el barrio de Gracia de Barcelona, donde sus propietarios pueden recuperar su capital invertido en la compra del piso si deciden marchar de su vivienda», expone como ejemplo, al tiempo que destaca, también la financiación de un taller de inserción laboral en el barrio bilbaino del Peñascal. Los «ahorradores» que optan por esta entidad pueden elegir en qué ámbitos prefieren invertir su dinero.

APOYO

* Una cooperativa de crédito en 2011
* El cliente de la banca ética tiene un perfil que casa con las asociaciones, fundaciones y cooperativas -forman el 80% de los socios habituales- que trabajan con colectivos desfavorecidos y proceden de los servicios..
* «El 20% restante de los socios lo forman personas que vienen a través de gente del mundillo solidario y que les sensibilizan e informan sobre nuestra actividad», añaden sus responsables.
* Un aspecto valorado por sus clientes es la «credibilidad» que proyecta ante sus socios y el «compromiso adquirido» con el usuario a la hora de «construir» un proyecto en «común».
* Entre sus retos figura ampliar su capital social para registrarse en 2011 como una cooperativa de crédito independiente.