Caja fuerte
Luis Miguel González
2009-04-16•Negocios
No estamos solos. La regulación de las tasas de interés es una práctica muy extendida. Canadá tiene una ley que data de 1980 contra las tasas excesivamente altas. Japón tiene su ley desde 1954, luego de la Segunda Guerra Mundial, como un instrumento de promoción económica que le dio buenos resultados durante 40 años. Venezuela tiene una de las legislaciones más curiosas. Desde 2005 regula las tasas máximas a los deudores y la tasa mínima que los bancos pueden pagar a los ahorradores: 6.5 por ciento.
México toma la decisión de regular en circunstancias poco propicias. La crisis y el proceso electoral dejan su sello en una iniciativa que pretende terciar en un tema polémico que no puede reducirse a lo blanco contra lo negro.
La propuesta tiene mucho de populista porque se aprovecha la baja popularidad de los banqueros para justificar la regulación. No está claro si se busca proteger a los deudores o castigar a los bancos. Si el objetivo es proteger a la población, ¿por qué no se regula también a las empresas que ofrecen préstamos prendarios? Ellos atienden los casos más desesperados. Allá las tasas superan los niveles de 150 por ciento anual y los métodos de cobranza son más agresivos que en la banca.
Los efectos de la reforma se verán pronto, una vez que termine el proceso legislativo. Bajarán las tasas de interés máximas y se reducirá el monto que los clientes pagan a los bancos por concepto de comisiones. Eso es bueno porque abaratará el costo del dinero para muchas familias que tienen acceso al crédito. Tiene su lado oscuro: se reducirá el otorgamiento de crédito a la población que entrañe el mayor riesgo. Eso es inevitable. Los bancos dejarán de prestar a los clientes que entrañen mayor riesgo.
No hay forma de obligar a los bancos a prestar a quienes ellos consideren malos clientes y ese es un problema que la reforma no puede resolver. Hay quienes proponen que el gobierno intervenga con créditos para apoyar a la población de escasos recursos. Cuidado: el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones.
La iniciativa allana el camino para un boom de los agiotistas. ¿Habrá legislación complementaria para combatir el mercado negro y el agio? La iniciativa no dice nada de esto. Eso es grave porque hay lugares donde el agiotista hace más daño que los narcomenudistas.