Ya está aquí el estallido social
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]Desde hace semanas, a la par que crecen en México los efectos de la crisis económica global, la sequía, la caída en la extracción petrolera, la baja en las remesas de paisanos y las calamidades como la influenza, crece entre políticos, gobernantes y opinadores el temor de un eventual estallido social
Se ve en la violencia, el narco, el crimen…
Y en el fracaso culural de la izquierda
Desde hace semanas, a la par que crecen en México los efectos de la crisis económica global, la sequía, la caída en la extracción petrolera, la baja en las remesas de paisanos y las calamidades como la influenza, crece entre políticos, gobernantes y opinadores el temor de un eventual estallido social.
Algunos incluso advierten que por menos de lo que vivimos hoy —en otros tiempos y bajo otras circunstancias, claro—, ya se habría producido un estallido social, entendido como un acto social desesperado de los millones de pobres extremos que pueblan el territorio nacional.
La pregunta obligada sería —bajo esa lógica—: ¿por qué los millones de mexicanos pobres no han salido a la calle a asaltar comercios en busca de comida? ¿Por qué no han engrosado masivamente las filas de grupos guerrilleros que reivindican en sus idearios a miles o millones de jóvenes sin futuro? ¿Por qué no aparecen las expresiones clásicas de un conflicto social que estalla a causa de la pobreza extrema y la desigualdad?
LA IZQUIERDA, EL FRACASO
Son muchas las evidencias de que vivimos —y vemos— otro rostro de la pobreza y la desigualdad, que no se expresa con los rasgos clásicos que entre las décadas de los 60 y 70 animaron movilizaciones y estallidos sociales que llegaron a extremos de la clandestinidad guerrillera. Al mismo tiempo asistimos —a la vuelta de los años— a la confirmación del fracaso de las ideologías de izquierda, que entre los años 60 y 80 eran estandartes de los pobres, marginados, los sin voz y sin medios de expresión.
Hoy los líderes, políticos, guerrilleros e intelectuales que entre esas décadas —60 a 80— eran conciencia y motor opositor, que convocaban las causas populares, a los precaristas, obreros, sindicatos, campesinos, que aparecían como faro que marcaba el camino de los jóvenes, son todo aquello contra lo que luchaban. O si se quiere, son todo lo que criticaron. Les aplica la consigna callejera de esos años: “Burgueses, güevones, por eso están panzones”.
¿Quién de los millones de jóvenes mexicanos sin empleo, educación y sin esperanza conoce y confía en esos líderes, políticos o guerrilleros? Incluido, claro, el tardío Marcos.
¿Y qué tal con sus partidos políticos, desde el viejo PCM, pasando por sus siameses como PSUM, PMT, PMS, PST… y muchos otros? ¿A quién representan y a quién reivindican el PRD, el PT y Convergencia? En serio, ¿alguien con un gramo de sensatez puede decir que la ideología y la práctica política del PRD, del PT y de Convergencia —y de sus líderes, claro— son de izquierda? ¿Alguien puede asegurar que esos partidos tienen cualidades para encabezar y orientar un movimiento social que encauce a los millones de conciencias y almas hambrientas de alimentos, bienestar, educación...?
No existe un líder, partido, una ideología de izquierda capaz de detonar y encauzar la desesperanza, porque la izquierda mexicana vive la confirmación de su fracaso cultural. La izquierda mexicana sometida y domesticada por la derecha, sea del PRI o del PAN.
EL OTRO ESTALLIDO SOCIAL
Pero persiste la pregunta. ¿Por qué no se ha producido el estallido social? La respuesta la vemos todos, la padecemos a diario, nos quejamos de ella a cada minuto. Desde hace décadas, miles de mexicanos migraron al vecino país del norte en busca de oportunidades, a riesgo de sus vidas. Ese es otro rostro del estallido social. Desde hace años, miles de mexicanos son parte de las filas del comercio callejero. Otra expresión del estallido social.
Desde hace años, miles de jóvenes son reclutados por el crimen organizado y el narcotráfico, como matones, soplones, sicarios, burreros, menudistas… Esa es otra cara del estallido social. Desde hace años, miles viven del robo de autos, del secuestro, del asalto, de los productos pirata, de las cuotas de protección del crimen organizado… esa es otra evidencia del estallido social. Desde hace años cientos viven de asaltar trenes y camiones de carga, vehículos de mercancías; de alimentar mercados callejeros de productos robados. Esa es otra cara del estallido social. Desde hace años no pocos viven de matar personas, de secuestrar, de vender niños, de prostituir menores, de traficar con mexicanos y centro o sudamericanos que cruzan la frontera norte. Esa es otra expresión del estallido social.
El estallido social está entre nosotros desde hace muchos años, sólo que no hemos querido ver sus nuevos y lastimosos rostros. A manera de justificación, de tanto en tanto advertimos que el pasto de la pradera está seco, que amenaza con incendio, que viene el estallido social, que si el México profundo o bronco o que si la desesperación social. No queremos ver las decenas de detonaciones que a diario nos enseñan el otro estallido social. Y si no lo queremos ver, menos resolver.
EN EL CAMINO
En su papel, el PRD y el PRI crucifican al derechista gobierno de Calderón por sus fracasos en la primera mitad de su gobierno. Sí, que caiga todo el peso de la crítica y, claro, de la justicia. Sí, pero quién será el valiente en cuestionar el fracaso de la izquierda en el más reciente medio siglo. Desde 1968 la sociedad, los jóvenes y la izquierda ponen los muertos. ¿Y qué es de esa sociedad, de esos jóvenes y de esa izquierda en 2008, 2009...? Sí, fracasan el PAN y la derecha como gobierno. ¿Pero quién pedirá cuentas —y quién las dará— por el fracaso de la izquierda?