La venganza del vampiro canadiense

Ojo por ojo
Álvaro Cueva
2009-07-19•Acentos
.Estoy furioso con esta historia de las visas a Canadá, pero no por las visas ni por cómo se decidió que se aplicaran, sino por todo lo que hay alrededor de este escándalo.

¿Qué? Un vergonzoso ejercicio de soberbia de la clase media mexicana, una campaña de desprestigio contra Canadá y su embajada, y un macabro caso de distracción social.

Como usted sabe, de un día para otro, Canadá decidió que los mexicanos necesitábamos visa para ir a ese país, lo cual le complicó la vida a miles de personas que estaban a punto de ir para allá.

La cosa se puso peor porque los nuevos requisitos para obtener la visa canadiense son particularmente complicados y porque la embajada de Canadá en el Distrito Federal no estaba preparada para atender semejantes trámites.

Si a esto le agregamos las duras experiencias que nuestro país vivió con algunas naciones a raíz de lo de la influenza, la caída del turismo internacional y el shock de las noticias de todos los días, el resultado es una invitación a la violencia.

Mire, no nos hagamos tontos. A lo mejor usted es una persona muy decente y esto que le voy a contar ni remotamente había pasado por su cerebro, pero los mexicanos le estábamos jugando chueco a los canadienses.

¿En qué sentido? En que muchas personas se iban para allá de megamojados o, peor tantito, dizque de asilados políticos para escapar de nuestra triste realidad.

Y una cosa es que Canadá sea un país muy avanzado en materia de derechos humanos, y otra que abusemos.

No sé usted, pero al menos yo sí conozco un negocio que, hasta antes de lo de las visas, ofrecía colocar a cualquier mexicano en Canadá, aprovechándose de la buena voluntad de esa nación, a cambio de una cuota como de pollero de Ciudad Juárez.

Y tenía anuncios enormes en su fachada con la bandera de Canadá y toda la cosa.

Sí, estamos de acuerdo, todo fue muy rápido y violento, pero si hubiera sido de otra manera, imagínese la avalancha mexicana que hubiera llegado allá, en mala onda, en tiempo récord.

Comprendo el coraje de todas esas personas que, sin tener vela en ese entierro, perdieron tiempo y dinero, pero en lugar de rasgarnos las vestiduras es aquí donde nos tenemos que poner a pensar.

¿Qué estamos haciendo mal los mexicanos como para que cada día se nos cierren más puertas del mundo globalizado? ¡Qué!

¿Con qué cara le exigimos recepción de gala a los canadienses si nosotros le ponemos obstáculos iguales o peores a los brasileños, hondureños y ecuatorianos que quieren venir a nuestro país?

Nos quejamos mucho de la soberbia argentina, de la vulgaridad de los spring breakers y de la mortandad de hambre de algunos turistas que llegan aquí con una mano adelante y otra atrás.

Pero a la hora de los trancazos, en las embajadas y durante nuestros viajes, somos pesadísimos, unos corrientes de primera y las cantidades que aportamos son de dar pena ajena de tan pequeñas.

Cada país está en su derecho de ponerle a otro los requisitos que quiera en materia de acceso a su territorio. Canadá no es la excepción.

Por lo mismo, yo no puedo creer el fenómeno mediático que se ha desatado en torno a estos ajustes administrativos, como hay decenas, en muchas otras embajadas, cada año.

¡Ahora resulta que Canadá es nuestro enemigo!

¿Cuál es la idea? ¿Desprestigiar a Canadá? ¿Atacar a su embajada? ¿A poco los afectados de este trámite son más que las víctimas de otras noticias?

¿Acaso alguien piensa que los damnificados de las visas canadienses, por ser de cierto nivel socioeconómico, valen más que los damnificados de otras notas?

¿Por qué tanto escándalo? ¿Porque alguien lo pidió? ¿Porque Canadá no se anuncia en los medios mexicanos como algunos políticos que gozan de fuero televisivo? ¿A ese nivel nos estamos manejando ahora?

¡Aguas! Lo de las visas es sólo eso, una cuestión de visas, un trámite. No nos distraigamos. ¿A qué hora se va a resolver el caso de la víctimas de la guardería ABC de Hermosillo?

¿Dónde quedó todo lo que se dijo del IFE, del voto en blanco, del castigo a los malos políticos y el ruido que nos metió Alejandro Martí? ¿Ya se acabó lo de Florence Cassez?

¡Y luego lo del crimen organizado!

Estoy furioso con esta historia de las visas a Canadá, pero no tanto por las visas, sino por todo lo demás. ¿Usted no?

¡Atrévase a opinar!

totalmente de acuerdo nos decimos que no discriminamos a nadie pero somos de lo mas clasiste que hay no se vale debemos abrir nuestra mente a nuevas formas de ser,pensar y sobre todo a estar preparados a todo cambio positivo y que con ello tengamos mejoras d forma y de fondo para un beneficio creciente.
gracias

Somos un pueblo 100000% amarillista, asì que enviales un trama para cada dìa y ahì esta el mexicano metido en el chisme aunque no lo llamen, pero que le vamos a hacer asì nos han ido formando nuestros gobernantes a travès del tiempo y va a ser muy pero muy difìcil que se cambie la mentalidad, sino echenle una ojeada al medio en que esta rodeado cada uno y veràn que triste es nuestra realidad.

chequen si no somos malinchistas.