La tasa de interés promedio de tarjetas de crédito nunca ha bajado del 30 por ciento en lo que va de la década.
Foto: EL NORTE
Provocan elevación falta de competencia, deficiente marco regulatorio y altos costos de emisión de plásticos
Adolfo Navarro
Monterrey, México (2 marzo 2009).- La concentrada participación de mercado de los bancos en México, su cambio de vocación para favorecer el consumo, el deficiente marco regulatorio a favor del usuario y los altos costos asociados a la emisión de plásticos han originado una elevación en las tasas de interés que enfrentan los tarjetahabientes.
Mientras que en 1994 el País registraba una relación de financiamiento bancario total de 42.9 por ciento respecto al Producto Interno Bruto (PIB), el predominio de crédito era para el sector empresarial (75 por ciento del total) y en mucha menor medida hacia el de consumo (7.9 por ciento del total).
Pero para el 2007, dicha relación es apenas de 13.4 por ciento del PIB, desglosado en 48.2 por ciento de préstamo dedicado a empresas y 32.6 por ciento en crédito al consumo con respecto al financiamiento total.
Además, como consecuencia de la crisis y el desempleo, la morosidad de los tarjetahabientes se presenta no sólo en México sino en otros países, pero localmente el nivel de tasas de interés de los plásticos ha pasado de 34.22 por ciento anual en abril del 2008 a 41.87 por ciento en diciembre, de acuerdo con datos del Banco de México.
José María Aramburu, director general de servicios y productos de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), expresó su posición en que la transparencia se imponga para beneficio del tarjetahabiente, en vez de establecer topes a las tasas de interés.
"Creo que tenemos que dar un periodo de maduración antes de establecer topes en las comisiones y en las tasas de interés, para que sea el mismo usuario el que ponga a cada banco y producto en el lugar adecuado, y se vaya con el de mejor servicio y más barato".
La Ley de Transparencia y Ordenamiento de los Servicios Financieros, explicó, se publicó en junio del 2007 e inició su vigencia seis meses después, pero aun así todavía hay artículos transitorios de algunas circulares que salen de esa ley que están entrando en vigor a finales del 2008.
"Todavía no entramos a la etapa de inicio de la nueva norma y ya la estamos cambiando (con una iniciativa de topar tasas de interés en estudio por el Congreso); no podemos hacer un análisis antes de tres años".
Los últimos estudios comparativos efectuados por la Condusef, destacó, han arrojado que el costo anual total de las tarjetas de crédito está entre 40 y 115 por ciento, pero la imposición de una legislación que limite las tasas de interés tendrá más desventajas que beneficios.
"Efectos inmediatos serán una baja en la tasa de interés, que podría beneficiar en principio al usuario; sin embargo, una decisión así puede inhibir el crédito, desacelera la competencia y los bancos pequeños estarían en desventaja contra la infraestructura de los grandes, además desalentaría el buen servicio.
"Topar tasas no es un proceso de ganar-ganar; los bancos ya no prestan lo mismo a esas tasas, o bien prestan menos y sólo a los más seguros (de que paguen el adeudo)", argumentó Aramburu.